miércoles, 13 de abril de 2011

ejercicio de los giros opuestos, un ejercicio de visualización

Este ejercicio se realiza en la postura de cuatro puntos. Consiste en imaginar que existen dos discos enfrentados. Uno de los discos se sitúa en el sacro y el otro en una de las palas iliacas, supongamos que en la derecha. Debemos imaginar que el disco del sacro gira hacia detrás (entendiendo por “hacia detrás” que el punto más alto del disco se desplaza hacia abajo ya hacia atrás), mientras que el disco de la pala iliaca gira hacia delante (entendiendo por “hacia delante” que el punto más alto del disco se desplaza hacia abajo y hacia delante). Cuando un disco gira, arrastra a la estructura ósea que lo alberga. Así pues, este ejercicio favorece el movimiento de contranutación, pero en un solo lado, usando como eje del mismo sólo una articulación sacroiliaca. Esto nos permite explorar las diferencias entre la articulación sacroiliaca derecha y la izquierda. Usted se sorprenderá de comprobar cómo cambia la sensación de su propio cuerpo cuando realiza este ejercicio, y también cómo resulta fácil y fluido de realizar en un lado mientras que resulta especialmente difícil en el otro.

Cuando usted haya tomado consciencia de esta diferencia entre un lado y el otro, debe forzar la contranutación que está más bloqueada, es decir, debe ejercitar la torsión del tronco que le resulte más difícil de realizar de forma natural.

Este ejercicio se ha de realizar también en las articulaciones esternocostales, con la salvedad de que en este caso el disco del esternón girará hacia delante y el de la parrilla costal derecha o izquierda girará hacia detrás, y en las articulaciones occipitotemporales, donde el disco del occipital gira hacia atrás y los de los huesos temporales giran hacia delante.

Una vez que tenga experiencia realizando el ejercicio, siéntese contra una pared, o póngase de pie, o incluso camine, y tome conciencia de su cuerpo al realizar estos cambios. Fíjese en detalles como la oclusión dental, la dificultad para tragar, la forma como se distribuye el peso sobre las plantas de los pies, etcétera. La verdadera finalidad del ejercicio es tomar conciencia, nada debe hacerse por ahora, no dirija sus esfuerzos más en un sentido que en otro, deje pasar los días observando, pues al principio las sensaciones son confusas. Al realizar esta práctica durante días, semanas, meses, su cuerpo le irá dictando el camino, pero, si usted decide por sí mismo (guiado por su idea de lo que es mejor) qué camino tomar, éste puede ser equivocado. Sólo observe, deje que el camino se muestre solo, no tenga prisa, no anteponga su imagen de lo que debe ser a lo que realmente es. Observe. Escuche. Atienda. Si usted es constante las señales aparecerán. Diviértase. Tenga curiosidad. Y poco a poco descubrirá cómo ha de movilizar las estructuras de su cuerpo para llegar al equilibrio.

Al realizar este ejercicio, no olvide dirigir la presión interna hacia arriba, apoyándose en los diafragmas del tronco.

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