lunes, 11 de abril de 2011

ejercicio de las esferas, un ejercicio de visualización

Es difícil realizar la movilización de las estructuras óseas que se promueve desde el método. Para facilitarlo, se recurre a un ejercicio de visualización, que llamamos "ejercicio de las esferas". En este ejercicio se imagina que dentro de cada una de las tres "cestas" del cuerpo (pelvis, tórax y cráneo) existen cuatro esferas, ubicadas formando un cuadrado, de tal modo que quedan dos esferas delante y dos esferas detrás. Cuando las esferas giran, arrastran a las estructuras que las albergan en el sentido del giro. Las esferas girarían así:
  1. las esferas anteriores de la pelvis giran hacia delante (hacia delante quiere decir que el punto más elevado de la esfera se movería hacia delante y hacia abajo) y arrastran a las palas iliacas en el mismo sentido. Las esferas posteriores de la pelvis giran hacia detrás (hacia detrás quiere decir que el punto más elevado de la esfera se movería hacia detrás y hacia abajo) y arrastran al sacro en el mismo sentido.
  2. las esferas anteriores del tórax giran hacia delante y arrastran al esternón en el mismo sentido. Las esferas posteriores del tórax giran hacia detrás y arrastran a las costillas en el mismo sentido (fíjese que según esto descendería la parte posterior de las costillas, lo cual es imposible, puesto que están unidas a la columna vertebral. Lo que ocurre en realidad es que toda la parrilla costal en bloque se eleva, tomando punto fijo en la columna vertebral, mientras que el esternón, desde esta posición elevada, gira en sentido contrario)
  3. las esferas anteriores del cráneo giran hacia delante y arrastran los huesos frontales y parietales en el mismo sentido. Las esferas posteriores del cráneo giran hacia detrás y arrastran a los huesos occipitales en el mismo sentido.
En general, estas movilizaciones de las estructuras óseas promueven un movimiento de apertura superior de la "cesta", y de cierre inferior. En la pelvis este movimiento se llama contranutación, y ocurre de manera espontánea en el momento del parto para facilitar el descenso del feto hacia la pelvis menor. Clásicamente se ha considerado que este movimiento no ocurre en la dinámica normal, pero nosotros creemos que si esto es así, es por un desarrollo defectuoso de la conciencia corporal en todos nosotros. Los ejercicios del método se esfuerzan en promover esta contranutación consciente, tanto a nivel de la pelvis como de las otras dos "cestas" del cuerpo. La realización de estas contranutaciones da lugar a un enderezamiento muy potente de la columna vertebral, donde se estiran las curvas fisiológicas. ¿Es fácil de realizar? No ¿Por qué? Por la tensión de las fascias de nuestro cuerpo, que deben ser estiradas paulatinamente, con una práctica paciente y constante. ¿Y qué nos dice este hecho, qué nos explica esta circunstancia paradójica, en que queda claramente expuesto que nuestro cuerpo posee potencialidades que no se desarrollan de acuerdo a un desarrollo anterior que fomentó el acortamiento de las fascias del tronco? Nos dice que en edades tempranas del desarrollo, en vez de seguir un desarrollo digamos... sano, o equilibrado, nuestro cuerpo siguió un desarrollo pernicioso, y que sólo la conciencia de esta equivocación podrá guiarnos hacia la práctica de un método, cualquier método, que corrija esta desviación del equilibrio. ¿Y qué nos hizo desarrollarnos en un sentido no equilibrado? La respuesta a esta pregunta es fundamental. Por ahora, sólo diremos que esta respuesta está en las teorías de Freud, y de Jung, y de sus discípulos y seguidores, y también en los antiguos escritos de los yoguis como Patanjali, o en el Bhagavad Gita, que explicaron cómo el ser humano se desarrolla a través de símbolos, que nos polarizan en determinado sentido, haciéndonos entender que existen opciones buenas y malas, lo cual es, sin duda, desequilibrado.

Volviendo al tema del ejercicio de las esferas, éstas pueden girar también hacia la derecha o hacia la izquierda (el punto superior de una esfera descenderá hacia la derecha o hacia la izquierda). En este caso, ambas esferas de un mismo lado girarán igual, pero no necesariamente igual que las esferas del lado opuesto. Al girar, las esferas arrastran a las estructuras oseas que las albergan. Si las esferas pélvicas del lado derecho giran hacia la derecha, la pala iliaca de ese lado girará, de tal modo que su borde superior descenderá hacia la derecha, mientras que su borde inferior ascenderá hacia la izquierda. Del mismo modo ocurre en las otras "cestas" oseas. Obviamente, estos giros no son necesarios en todas las personas (al contrario de lo que ocurre con los giros en el plano sagital) sino sólamente en aquellas personas cuya imagen personal suponga una alteración de de origen la lateralidad de las "cestas". ¿Cómo puedo saber si yo tengo una alteración en la lateralidad de las "cestas"? A través de la observación del movimiento interno, en el tercer nivel de sutileza. A medida que la presión interna asciende dentro del tronco, uno se da cuenta de que hay huecos que no se llenan bien, o no tan bien como su homólogos del otro lado. Hay que insistir en llenar estos huecos, y con este ejercicio de visualización se puede lograr una ayuda, a través del giro de las esferas laterales de las estructuras que aparecen cerradas. Si al promover el ascenso de la presión interna percibo que ésta se va hacia mi hombro izquierdo, imaginaré que las esferas derechas del tórax giran hacia la derecha, arrastrando a las costillas del lado derecho y abriendo el espacio para que la presión lo llene.

Por último, sólo decir que ambos giros, los del plano sagital y los del plano frontal ocurren al unísono. Es decir, que una esfera girará siempre hacia delante o detrás, y en ciertos individuos, a la vez, hacia la derecha o hacia la izquierda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario