viernes, 6 de mayo de 2011

trabajar desde el centro

Cuando el tronco resulta arrastrado por los movimientos de los miembros o de la cabeza, se deforma, va perdiendo paulatinamente su estructura y aparecen los dolores crónicos, los procesos degenerativos, la falta de movilidad... No importa la actividad deportiva que usted realice. Si no existe conciencia de esta progresiva degeneración del tronco, haga lo que haga éste se irá deformando. ¿Usted corre? ¿Nada? ¿Juega al fútbol? Para el caso da lo mismo. Estas actividades son buenas, mantienen y mejoran la salud si se realizan con constancia y comedimiento, pero no dotan al que las practica de mayor conciencia de su cuerpo, ni tienen ningún efecto sobre la paulatina degeneración que sufre el tronco. Cuando usted corre, si el tronco no está firme, con cada paso que da su columna vertebral sufre. Si usted nada, cada vez que saca la cabeza del agua puede estar dañando la columna cervical. Todo será inútil si no toma conciencia de su propio cuerpo.

Los métodos, modernos como el pilates o milenarios como el yoga, que trabajan con una mayor conciencia del cuerpo, resultan mejores para estos fines. Sin embargo, suelen ser difíciles de entender. Ya sea porque la manera de explicar lo que se debe hacer con el tronco para encontrar su firmeza es de naturaleza mitológica, o porque no existen datos concretos a los que el entendimiento del individuo pueda sujetarse para hallar el modo de afirmar el tronco, en muchos casos fracasan y no dejan de ser mas que otra forma de “gimnasia” que, del mismo modo como sucede en otras disciplinas, resultará más o menos beneficiosa, pero no determinante para encontrar otra forma de moverse y de estar en el mundo más libre y ligera.

El movimiento interno trabaja desde el centro, dando una prioridad especial al fortalecimiento y firmeza del tronco. Todo lo que viene después es secundario a este fortalecimiento. Si usted está andando, de pie, si está haciendo la colada, fregando los cacharros o incluso bailando, su tronco puede estar firme, puede convertirse en el centro de sus movimientos y no dejarse deformar por éstos. Es esta condición la que hace que el movimiento sea libre, ligero, fácil... y el método del movimiento interno, gracias a sus profundas raíces biomecánicas, cuenta con instrumentos de enseñanza que permiten, por fin, al individuo acceder a la conciencia del propio cuerpo que posibilita la firmeza del tronco. Tal vez sea esta una de las grandes fortalezas del método, su nacimiento a partir de investigaciones biomecánicas y no de prácticas físicas, pues el movimiento interno surge como teoría para tratar de explicar las dificultades que las personas tenemos para adoptar posturas erguidas, y luego se convierte en método para lograr este objetivo. El hecho de partir del estudio del potencial del sistema esquelético humano para la adopción de posturas erguidas, y no de un compendio de experiencias prácticas, ha posibilitado que las indicaciones que deban darse a los alumnos sean muy concretas, fáciles de entender y de reproducir con un mínimo entrenamiento, con lo que se allana el camino al practicante para saber que es lo que tiene que hacer para adquirir la firmeza del tronco que luego se convertirá en la base de cualquier otro movimiento.

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