miércoles, 27 de abril de 2011

ejercicios de desarrastre para los miembros superiores

Cuando usted ya pueda controlar el tronco, si tratara de mantener este control durante los actos de la vida diaria comprobaría que le resultaría extremadamente difícil. ¿Por qué? Porque cuando usted necesite mover sus piernas o sus brazos éstos tirarán del tronco deformándolo, haciéndole perder el control y la firmeza del mismo. La razón es que las fascias que unen los miembros al tronco están cortas, no permiten una movilidad adecuada de éstos y dan lugar a compensaciones en éste. Para evitar este arrastre de los miembros es necesario elongar las fascias, pero conservando el tronco firme, pues de no ser así el estiramiento sería ficticio.

Las sensaciones en estos ejercicios son muy intensas. Los estiramientos de las fascias son totales, y aparecen dolor, hormigueo, y todo tipo de percepciones. No se asuste. Son la señal de que las fascias se están elongando realmente. Con el tiempo este estiramiento de las fascias de los miembros deberá dar lugar a una movilidad de estos más “ligera”. Usted debería sentir que el hacer las cosas de la vida no compromete la firmeza de su tronco.

Estos ejercicios han sido propuestos por Nelvis Díaz Cuevas, fisioterapeuta, profesora dePilates y mi esposa. Ella ha sido la primera colaboración para este proyecto del movimiento interno.

viernes, 15 de abril de 2011

de lo psíquico a lo físico

A lo largo de los dos primeros años de vida usted aprendió a mantenerse de pie, y a andar. ¿En ese tiempo logró perfeccionar estas capacidades? La respuesta es no. Usted cree que sí, y como ejemplo de que sí usted puede poner el hecho de que sabe saltar, sabe correr, juega al fútbol y baila samba. Pero estas aptitudes no demuestran que haya desarrollado todo el potencial que su sistema locomotor permite. Como ejemplo yo puedo poner que no es capaz de mantenerse erguido por demasiado tiempo sin padecer dolor. ¿Y por qué, me preguntará usted, se dio este desarrollo insuficiente? Porque el niño que usted era no había desarrollado suficientemente la conciencia corporal necesaria para el desarrollo completo del sistema locomotor. Porque, para este desarrollo completo, lo que hace falta es conciencia. No fuerza. No velocidad. Ni siquiera coordinación. Conciencia. Y un niño de dos años no tiene las facultades psicológicas necesarias para desarrollar esta conciencia.
Como consecuencia, su aparato locomotor se desarrolló insuficientemente, o, mejor dicho, se desarrolló hasta niveles no óptimos de funcionalidad. La consecuencia anatómica de esta circunstancia es el acortamiento de las fascias, que, a su vez, habrá tenido consecuencias sobre el desarrollo de las estructuras corporales. Por eso, cuando se quiere adquirir el completo desempeño del aparato locomotor, hay que luchar contra el acortamiento de las fascias del tronco. No queda más remedio. No hay otra solución. Sólo si las fascias alcanzan un grado óptimo de elongación y flexibilidad se podrá alcanzar la estática correcta. A medida que las fascias están cada vez más elongadas, más fácil es acceder a la postura erguida, y mantenerla.
El otro problema con que nos encontramos cuando, ya de adultos, queremos desarrollar las capacidades del aparato locomotor que permiten mantener la estática, es la falta de conciencia de que nuestra postura no es la correcta para este menester, o, mejor dicho, la falta de conciencia sobre la asociación que se establece entre mi concepto de yo y mi postura. Dicho de otra manera, ¿si usted se viera mañana por la mañana al espejo y fuese el mismo que es ahora, pero con otra postura diferente a la actual... identificaría la imagen como a usted mismo? Puedes ser, pero le costaría. Haga la prueba. Salga mañana de su casa con una postura diferente a la habitual. Camine por su barrio, por su escuela, por su trabajo con una postura diferente a la habitual. Si es usted tímido, retraído, reservado, salga de casa con el pecho abierto y los hombros hacia atrás. Hable con sus conocidos sin variar esta postura nueva... Le costará. Y fíjese lo que digo, le costará más a usted que a ellos. Es posible que ellos no adviertan estos cambios (si son sutiles), mientras que usted tenderá, al mínimo despiste de su conciencia, a deshacer los cambios para refugiarse en su postura habitual y acogedora. La misma postura que le causa dolores, la misma postura que lo avoca a una degeneración inevitable de su cuerpo, pero su postura al fin y al cabo... Porque, y esto es lo increíble, la mayor dificultad para alcanzar una postura equilibrada no está ni en las fascias acortadas, ni en la escasa fuerza de la musculatura, ni en los bloqueos articulares... la mayor dificultad reside en la asociación inconsciente entre el concepto de yo, es decir, mi imagen psíquica de mí mismo, y mi postura, es decir, mi imagen física de mí mismo.
Por eso decimos que el movimiento interno es un método que procede de las teorías psicoanalíticas de Freud y de Jung. Existe una imagen de uno mismo a la que llamamos ego, que da lugar a una serie de ventajas y de inconvenientes. A medida que envejecemos, este ego se hace más fuerte, la personalidad del individuo se radicaliza, y las ventajas e inconvenientes se vuelven más acusados. “Yo soy así” se suele decir, y no voy a cambiar ahora. Esto nos conduce a experiencias dolorosas, a sufrimiento psicológico, por no aceptar las situaciones de la vida tal y como son. Si no tuviéramos esta imagen, este ego tan poderoso, podríamos acceder a soluciones mejores para los lances de la vida, pero nuestra imagen, nuestro ego, limita mucho este abanico de soluciones, selecciona entre éstas aquellas que puedan mantener la imagen misma, aún a costa de que se pierdan las mejores soluciones para la circunstancia concreta dela vida a la que nos enfrentamos. Después llega el resentimiento. Después llega el creerse que uno es mejor porque se ha vetado a sí mismo las soluciones que para aquella circunstancia eran las idóneas, sólo porque no encajaban con la propia imagen, con el propio ego. Después llega la fobia a los otros, cuyas imágenes sí les han permitido acceder a las mejores soluciones... Igual ocurre con la postura. Usted se identifica con su postura, y no se da cuenta. “Imposible”, dirá usted, “yo no quiero tener esta panza”. Sí quiere. Si no quisiera, haría algo para no tenerla. Le gustaría que desapareciera tal vez, pero no hace nada. “No es cierto” dirán algunos “yo hago deporte, juego al tenis, hago natación... “

Le contestaré con un ejemplo muy clarificador. Un día, a un hombre, amante del deporte y de la vida sana, al que yo conocía muy bien y al que durante toda la vida le habían mortificado insidiosos dolores lumbares, le comenté mis investigaciones sobre la postura, haciéndole ver que por fin había llegado a conclusiones que permitían un nivel operativo de ejecución, es decir, que ya tenía ejercicios para aplicar a casos concretos. Lo invité a participar. Él rehusó. ¿Por qué? Pregunté yo. Me dio una serie de excusas banales, entre las que se encontraba la de que estos ejercicios serían muy aburridos. “Usted no quiere curarse” le espeté. Él se mostró muy sorprendido. ¿Cómo no iba a querer curarse? Es obvio, le dije, yo le estoy ofreciendo una solución y usted la rechaza. ¿Qué hay detrás de este rechazo? El hombre sonrió, y no se volvió a hablar del tema. ¿Qué hay detrás de este rechazo? Su imagen. Su ego, esto es lo que hay. Él no se ve a sí mismo haciendo este tipo de prácticas. No se reconoce realizando este acto, y no lo hará hasta que los dolores sean tan nefastos que no le dejen otra alternativa. Si llega ese momento, este hombre se contemplará a sí mismo haciendo este tipo de ejercicios y sentirá vergüenza. Nada le parecerá acertado, buscará todo lo negativo, se burlará íntimamente, justificará su desagrado... sólo el dolor conseguirá abrir su imagen de sí mismo.

¿Hace usted el deporte adecuado para evitar esta panza? ¿Hace abdominales, va al gimnasio, levanta pesas... ? ¿Hace el suficiente deporte? Si lo hiciera no tendría esa panza. “No tengo tiempo” Esta es otra excusa. No hace falta tanto tiempo. Es su imagen psicológica de ser un hombre ocupado la que genera una imagen física concreta. ¿Ve la relación?
Para terminar, sólo quisiera pulir un poco más este concepto. Existe un contenido en nuestro tronco de carácter fluido. Al inspirar, la presión de este contenido aumenta, por la entrada de más fluido, que es el aire que inspiramos. ¿A dónde se dirige este aumento de presión? El continente, es decir, la cáscara del tronco, ha de abrir espacios para este aumento de fluido dentro del tronco secundario a la inspiración. Bien, pues hay aquí otro punto que debe ser destacado. No todas las personas abren el tronco de la misma manera. ¿Por qué? Porque la forma de abrir el tronco depende de la imagen psíquica de uno mismo. Por eso a esta forma particular e individual de abrir el tronco la llamamos imagen personal. Si es usted una persona tímida, el aumento de presión en la inspiración se gestionará posiblemente con una apertura de la pared abdominal anterior, más que con una apertura de la pared anterior del tórax. ¿Ve lo que quiero decir? Su imagen psicológica tiene una correspondencia con su imagen física. Y ahora, ¿Según qué elementos se generan las correspondencias entre la imagen psíquica y la imagen física? Para esta pregunta no tenemos respuesta. Sería nuestro objetivo encontrar el medio para realizar nuevas investigaciones. Lo único que podemos adelantar por ahora, es que estas correspondencias se producen en función de elementos simbólicos, como por ejemplo en el caso antes mencionado en el cual el símbolo es el pecho. Abrir el pecho siempre ha sido representación de gusto por las relaciones, y es este símbolo el que actúa de forma inconsciente para que un individuo decida (inconscientemente claro) abrir, para albergar la entrada de fluido en la inspiración, los espacios del tronco o del abdomen. Como esta, existen muchas más relaciones simbólicas de lo físico, que actúan silenciosamente y que van labrando un cuerpo físico en la forma y el acortamiento de las fascias. ¿Comprende?

miércoles, 13 de abril de 2011

ejercicio de los giros opuestos, un ejercicio de visualización

Este ejercicio se realiza en la postura de cuatro puntos. Consiste en imaginar que existen dos discos enfrentados. Uno de los discos se sitúa en el sacro y el otro en una de las palas iliacas, supongamos que en la derecha. Debemos imaginar que el disco del sacro gira hacia detrás (entendiendo por “hacia detrás” que el punto más alto del disco se desplaza hacia abajo ya hacia atrás), mientras que el disco de la pala iliaca gira hacia delante (entendiendo por “hacia delante” que el punto más alto del disco se desplaza hacia abajo y hacia delante). Cuando un disco gira, arrastra a la estructura ósea que lo alberga. Así pues, este ejercicio favorece el movimiento de contranutación, pero en un solo lado, usando como eje del mismo sólo una articulación sacroiliaca. Esto nos permite explorar las diferencias entre la articulación sacroiliaca derecha y la izquierda. Usted se sorprenderá de comprobar cómo cambia la sensación de su propio cuerpo cuando realiza este ejercicio, y también cómo resulta fácil y fluido de realizar en un lado mientras que resulta especialmente difícil en el otro.

Cuando usted haya tomado consciencia de esta diferencia entre un lado y el otro, debe forzar la contranutación que está más bloqueada, es decir, debe ejercitar la torsión del tronco que le resulte más difícil de realizar de forma natural.

Este ejercicio se ha de realizar también en las articulaciones esternocostales, con la salvedad de que en este caso el disco del esternón girará hacia delante y el de la parrilla costal derecha o izquierda girará hacia detrás, y en las articulaciones occipitotemporales, donde el disco del occipital gira hacia atrás y los de los huesos temporales giran hacia delante.

Una vez que tenga experiencia realizando el ejercicio, siéntese contra una pared, o póngase de pie, o incluso camine, y tome conciencia de su cuerpo al realizar estos cambios. Fíjese en detalles como la oclusión dental, la dificultad para tragar, la forma como se distribuye el peso sobre las plantas de los pies, etcétera. La verdadera finalidad del ejercicio es tomar conciencia, nada debe hacerse por ahora, no dirija sus esfuerzos más en un sentido que en otro, deje pasar los días observando, pues al principio las sensaciones son confusas. Al realizar esta práctica durante días, semanas, meses, su cuerpo le irá dictando el camino, pero, si usted decide por sí mismo (guiado por su idea de lo que es mejor) qué camino tomar, éste puede ser equivocado. Sólo observe, deje que el camino se muestre solo, no tenga prisa, no anteponga su imagen de lo que debe ser a lo que realmente es. Observe. Escuche. Atienda. Si usted es constante las señales aparecerán. Diviértase. Tenga curiosidad. Y poco a poco descubrirá cómo ha de movilizar las estructuras de su cuerpo para llegar al equilibrio.

Al realizar este ejercicio, no olvide dirigir la presión interna hacia arriba, apoyándose en los diafragmas del tronco.

martes, 12 de abril de 2011

puntos de apoyo

Cuando un individuo está de pie, debe buscar dirigir su atención hacia determinados puntos de apoyo. Estos puntos de apoyo serían los siguientes:

  1. planta del pie: clásicamente se ha hablado de tres puntos de apoyo, que son el talón (predominando el apoyo en el borde externo), la cabeza del primer metatarsiano y la cabeza del quinto metatarsiano. Esta información sirve como referencia, como punto de control para revisar constantemente si el apoyo es o no es el correcto. Podemos estar seguros de que estos son los puntos de apoyo correctos, porque la deducción de que son estos y no otros los puntos de apoyo adecuados se ha hecho en función de la biomecánica del pie. Es decir, al analizar cómo está hecho el pie, hemos concluido que está hecho para que se apoye en estas tres coordenadas.
  2. Articulación tibioperoneoastragalina: la parte superior del astrágalo se encaja entre el espacio que forman los segmentos distales de tibia y peroné. Esta parte superior del astrágalo puede deslizarse hacia delante y hacia detrás, levemente, y este deslizamiento tiene vital importancia, porque influye, tanto en el apoyo correcto de la planta del pie y en la forma del arco plantar, como en el giro de la cadera del mismo lado. Si tibia y peroné se deslizan hacia delante (lo que equivale a decir que el astrágalo se desliza hacia detrás), ocurrirán dos cosas. La primera, que se desplazará una mayor cantidad de peso hacia la parte delantera del pie, con lo que el arco plantar tenderá a hundirse. La segunda, que la cadera del mismo lado tenderá a girar en rotación interna para adaptarse al hundimiento de la bóveda plantar. Si usted quiere comprobar que esta información es cierta, póngase en cuclillas, con las rodillas juntas, y trate de tocar con los talones el suelo. Comprobará que estará mucho más cerca de lograr este objetivo si trata de deslizar tibia y peroné hacia detrás (es decir, el astrágalo hacia delante)
  3. Suelo pélvico: el suelo pélvico, o periné, es el primero de los cuatro diafragmas que hay en el tronco. Funciona como una superficie de apoyo para el contenido del tronco, de tal manera que cuando aumenta la presión interna secundariamente a la inspiración, si el suelo pélvico no está contraído, la presión empuja a éste hacia abajo, con lo que no se realiza el “llenado” del tronco que es necesario para sostener una buena postura. La activación del periné es, por lo tanto, fundamental para la buena postura. Nosotros entendemos que su activación da lugar, no al ascenso potente del suelo pélvico y a la contracción de los esfínteres que éste alberga, sino al acercamiento del pubis y del cóccix. Esto sería así, porque de todas las fibras que existen en el periné, para activarlo en lo que al control de la postura y proyección de la presión interna se refiere, sólo deberíamos utilizar las fibras de sentido antero-posterior, que son las que realizan esta movilización de las estructuras óseas, que no es otra que la contranutación de la que hemos hablado otras veces.
  4. Rodillas: El estudio biomecánico de la rodilla nos indica que en la posición de pie, ésta debe estar en posición neutra. Tanto la flexión, aunque sea leve, como la extensión máxima, son perjudiciales a largo plazo, la primera porque supone un aumento importante de la fricción de la rótula y la segunda porque lesiona a largo plazo los meniscos y las estructuras posteriores de la rodilla.
  5. Cabeza del fémur: la cabeza del fémur soporta por lo general demasiada presión, o mejor dicho, una presión excesiva. Lo normal es que las personas desplacen la presión interna del abdomen hacia delante, con lo que el peso se descarga en las cabezas de los fémures. Pero si la presión interna se desplaza hacia arriba, como nosotros recomendamos, la presión que soportan las cabezas de los fémures es menor, pues este peso se reparte entre las cabezas de los fémures y las articulaciones sacroiliacas.
  6. Articulaciones sacroiliacas: Las articulaciones sacroiliacas también sufren deslizamientos, como ocurría con las articulaciones tibioperoneoastragalinas, que resultan determinantes para la postura de un individuo. Por lo general, estas articulaciones no soportan peso, o soportan menos del que deberían, pues este peso se dirige hacia las cabezas de los fémures. Esto es paradójico, ya que cualquiera puede entender que las cabezas de los fémures no están diseñadas para soportar peso, pues son esféricas, o cuasiesféricas, y si pierden esta forma no podrán desempeñar adecuadamente su verdadera función que es la de permitir los movimientos de cadera. Las articulaciones sacroiliacas, en cambio, están preparadas para soportar peso, para encajarse y transmitir las líneas de fuerza de los segmentos óseos. Cuando la presión interna del tronco se dirige hacia arriba y hacia detrás, en lugar de hacia la pared anterior del abdomen, el peso se dirige hacia las articulaciones sacroiliacas, que es lo biomecánicamente conveniente. Así pues, tome conciencia de sus articulaciones sacroiliacas. Atienda fijamente a las sensaciones de esta parte de su cuerpo. Le proporcionarán una información excepcional sobre su postura. Le guiarán hacia la postura equilibrada. Aprenda a cargar peso sobre ellas y descargue las cabezas de los fémures.
  7. El diafragma: el diafragma es el segundo de los cuatro que hay en el tronco. Sirve para realizar la inspiración, como se sabe, pero sus fibras anteroposteriores, si se contraen acercan la apófisis xifoides del esternón a la columna vertebral, aumentando el diámetro lateral del tórax. Es en este momento cuando el diafragma, que ya ha bajado y ha promovido la consecuente entrada de aire a los pulmones, al contraerse en esta segunda forma, funciona como suelo para que la inspiración continúe a través de la musculatura del tórax. Si el diafragma realiza toda la inspiración, lo que ocurre es que la presión interna a nivel del abdomen se dirige hacia la pared anterior del mismo, con lo que toda la postura se pervierte como antes vimos. El diafragma debe realizar una parte de la inspiración, y luego servir de punto fijo para que los músculos del tórax realicen la siguiente parte de la inspiración. De este modo, cuando usted inspira, haga primero un llenado “básico”, en el que la presión interna “inflará” el espacio abdominal y cuyo suelo será el periné, para inmediatamente tomar asiento en el diafragma de tal modo que la presión interna llene ahora el tórax. De este modo, la presión interna siempre asciende, y la postura tiende al equilibrio.
  8. Esternón: el esternón vendría a ser un elemento óseo homólogo al sacro, pero ubicado en la parrilla costal. En este caso, las palas iliacas estarían representadas por las costillas. De este modo, entonces, el esternón representa el sacro y las costillas las palas iliacas izquierda y derecha. Sin embargo, las articulaciones sacroiliacas son distintas a las articulaciones esternocostales. Pero, aunque son diferentes, ambas formas de articularse las estructuras óseas permiten el giro de las piezas laterales respecto de la pieza central. He aquí la clave, en el giro, en el encajarse de estas estructuras. El esternón, o, mejor dicho, los cartílagos esternocostales, deben apreciarse como estructuras que soportan el peso, del mismo modo que ocurre con las articulaciones sacroiliacas.
  9. Diafragma cervical: aunque no existe un músculo ni un grupo muscular que se pueda considerar un diafragma, existen estudios anatómicos que sitúan en el cuello una estructura fibrosa que se considera un diafragma. El papel de esta estructura es semejante al de los otros dos diafragmas. Sirve como suelo para que la presión interna continúe el ascenso hacia el cráneo. ¿Cómo se activa? ¿Cuál es el mecanismo de su funcionamiento? No lo sabemos. Sólo podemos sentir que funciona así, nada más.
  10. Diafragma craneal: también fascicular, se encuentra a la altura de los ojos y tiene la misma misión que los otros diafragmas. Usted podrá sentir como sirve de suelo al ascenso de la presión interna hacia el cénit del cráneo.
  11. Articulaciones occipitoparietales: Aquí tenemos otro ejemplo de articulación tipo sacroiliaca, esta vez, otra vez en situación posterior. Ocurre aquí lo mismo que en los otros casos, es decir, se produce un movimiento de “contranutación”, que abre las estructuras craneales por arriba y las cierra por abajo. ¿Se abre realmente el cráneo por arriba? No, por supuesto, pero sí debe haber una apertura, un ligerísimo distanciamiento inpareciable entre las piezas óseas. No hay que olvidar que esta estructura estuvo abierta mucho tiempo, pues era la fontanela, que se cerró en torno a los dos años de vida. Como en los otros casos, lo invitamos a dirigir su atención hacia el encaje de estas estructuras. Si este encaje no existe, es seguro que la postura no es equilibrada, pues no tiene asiento físico, no hay lugar de paso para las líneas de fuerza de unas piezas óseas a otras, y en lugar de eso, el peso debe ser soportado por estructuras que no están preparadas para eso, como pudieran ser en este caso las vértebras cervicales.

Ahora bien, ¿cuáles de estas articulaciones son las principales, los motores que determinan que las otras tomen una alineación correcta, o mejor diríamos, equilibrada? Son las articulaciones del tronco, ¿cuáles si no? Lo que ocurre en el tronco determina lo que pasa en los miembros inferiores. Así pues, es fundamental tomar conciencia de estos apoyos, apoyarse en estas articulaciones. Si estos apoyos son equilibrados, la postura será correcta, pero, ojo, que el apoyo sea equilibrado supone que exista la contranutación de la que venimos hablando, y además, que el peso en ambas articulaciones se reparta por igual. Y esto es válido tanto para las articulaciones sacroiliacas como para las esternocostales como para las occipitoparietales. Cuando estas articulaciones están equilibradas, las de los miembros inferiores estarán equilibradas, no debe preocuparse por ellas, o más bien, no debe tratar de intervenir en ellas.

lunes, 11 de abril de 2011

ejercicio de las esferas, un ejercicio de visualización

Es difícil realizar la movilización de las estructuras óseas que se promueve desde el método. Para facilitarlo, se recurre a un ejercicio de visualización, que llamamos "ejercicio de las esferas". En este ejercicio se imagina que dentro de cada una de las tres "cestas" del cuerpo (pelvis, tórax y cráneo) existen cuatro esferas, ubicadas formando un cuadrado, de tal modo que quedan dos esferas delante y dos esferas detrás. Cuando las esferas giran, arrastran a las estructuras que las albergan en el sentido del giro. Las esferas girarían así:
  1. las esferas anteriores de la pelvis giran hacia delante (hacia delante quiere decir que el punto más elevado de la esfera se movería hacia delante y hacia abajo) y arrastran a las palas iliacas en el mismo sentido. Las esferas posteriores de la pelvis giran hacia detrás (hacia detrás quiere decir que el punto más elevado de la esfera se movería hacia detrás y hacia abajo) y arrastran al sacro en el mismo sentido.
  2. las esferas anteriores del tórax giran hacia delante y arrastran al esternón en el mismo sentido. Las esferas posteriores del tórax giran hacia detrás y arrastran a las costillas en el mismo sentido (fíjese que según esto descendería la parte posterior de las costillas, lo cual es imposible, puesto que están unidas a la columna vertebral. Lo que ocurre en realidad es que toda la parrilla costal en bloque se eleva, tomando punto fijo en la columna vertebral, mientras que el esternón, desde esta posición elevada, gira en sentido contrario)
  3. las esferas anteriores del cráneo giran hacia delante y arrastran los huesos frontales y parietales en el mismo sentido. Las esferas posteriores del cráneo giran hacia detrás y arrastran a los huesos occipitales en el mismo sentido.
En general, estas movilizaciones de las estructuras óseas promueven un movimiento de apertura superior de la "cesta", y de cierre inferior. En la pelvis este movimiento se llama contranutación, y ocurre de manera espontánea en el momento del parto para facilitar el descenso del feto hacia la pelvis menor. Clásicamente se ha considerado que este movimiento no ocurre en la dinámica normal, pero nosotros creemos que si esto es así, es por un desarrollo defectuoso de la conciencia corporal en todos nosotros. Los ejercicios del método se esfuerzan en promover esta contranutación consciente, tanto a nivel de la pelvis como de las otras dos "cestas" del cuerpo. La realización de estas contranutaciones da lugar a un enderezamiento muy potente de la columna vertebral, donde se estiran las curvas fisiológicas. ¿Es fácil de realizar? No ¿Por qué? Por la tensión de las fascias de nuestro cuerpo, que deben ser estiradas paulatinamente, con una práctica paciente y constante. ¿Y qué nos dice este hecho, qué nos explica esta circunstancia paradójica, en que queda claramente expuesto que nuestro cuerpo posee potencialidades que no se desarrollan de acuerdo a un desarrollo anterior que fomentó el acortamiento de las fascias del tronco? Nos dice que en edades tempranas del desarrollo, en vez de seguir un desarrollo digamos... sano, o equilibrado, nuestro cuerpo siguió un desarrollo pernicioso, y que sólo la conciencia de esta equivocación podrá guiarnos hacia la práctica de un método, cualquier método, que corrija esta desviación del equilibrio. ¿Y qué nos hizo desarrollarnos en un sentido no equilibrado? La respuesta a esta pregunta es fundamental. Por ahora, sólo diremos que esta respuesta está en las teorías de Freud, y de Jung, y de sus discípulos y seguidores, y también en los antiguos escritos de los yoguis como Patanjali, o en el Bhagavad Gita, que explicaron cómo el ser humano se desarrolla a través de símbolos, que nos polarizan en determinado sentido, haciéndonos entender que existen opciones buenas y malas, lo cual es, sin duda, desequilibrado.

Volviendo al tema del ejercicio de las esferas, éstas pueden girar también hacia la derecha o hacia la izquierda (el punto superior de una esfera descenderá hacia la derecha o hacia la izquierda). En este caso, ambas esferas de un mismo lado girarán igual, pero no necesariamente igual que las esferas del lado opuesto. Al girar, las esferas arrastran a las estructuras oseas que las albergan. Si las esferas pélvicas del lado derecho giran hacia la derecha, la pala iliaca de ese lado girará, de tal modo que su borde superior descenderá hacia la derecha, mientras que su borde inferior ascenderá hacia la izquierda. Del mismo modo ocurre en las otras "cestas" oseas. Obviamente, estos giros no son necesarios en todas las personas (al contrario de lo que ocurre con los giros en el plano sagital) sino sólamente en aquellas personas cuya imagen personal suponga una alteración de de origen la lateralidad de las "cestas". ¿Cómo puedo saber si yo tengo una alteración en la lateralidad de las "cestas"? A través de la observación del movimiento interno, en el tercer nivel de sutileza. A medida que la presión interna asciende dentro del tronco, uno se da cuenta de que hay huecos que no se llenan bien, o no tan bien como su homólogos del otro lado. Hay que insistir en llenar estos huecos, y con este ejercicio de visualización se puede lograr una ayuda, a través del giro de las esferas laterales de las estructuras que aparecen cerradas. Si al promover el ascenso de la presión interna percibo que ésta se va hacia mi hombro izquierdo, imaginaré que las esferas derechas del tórax giran hacia la derecha, arrastrando a las costillas del lado derecho y abriendo el espacio para que la presión lo llene.

Por último, sólo decir que ambos giros, los del plano sagital y los del plano frontal ocurren al unísono. Es decir, que una esfera girará siempre hacia delante o detrás, y en ciertos individuos, a la vez, hacia la derecha o hacia la izquierda.

viernes, 8 de abril de 2011

importancia del diafragma

El diafrágma se considera un músculo inspiratorio. Su descenso ocasiona la entrada de aire en los pulmones. Sin embargo, existen otras funciones del diafragma que han de ser tenidas en cuenta.

Una vez que el diafragma ha descendido, sabemos que los músculos oblicuos deben contraerse a la para que los cuadrados lumbares. Estas contracciones abren el espacio posterior lumbar y cierran el espacio anterior abdominal, para que la presión interna del abdomen se dirija hacia atrás, con lo que la estática no se pervierte. ¿Qué ocurre a continuación? El diafragma debe volver a contraerse, pero esta vez, han de ser al fibras anteroposteriores del diafragma, lo que provoca la aproximación de la apófisis xifoides a la columna vertebral, y el consiguiente aplanamiento de la caja torácica entera. Después, la inspiración continúa a través de los músculos inspiratorios torácicos clásicos, de modo que la presión interna del tronco puede seguir subiendo sin que existan fugas horizontales que perviertan la alineación de la postura.

Cuando existan desalineaciones en plano frontal, no sólo se contraerán las fibras anteroposteriores del diafragma, sino que fibras de dirección oblicua intervendrán, ayudando a la alineación del tronco.

Se puede decir que existen otras dos estructuras similares al diafragma en nuestro cuerpo. La primera, es el suelo pélvico. La segunda es el entramado de fascias a nivel del plano de los ojos. Este último diafragma no se considera anatómicamente un músculo, sino una fascia, pero lo cierto es que una vez que la presión interna asciende hasta este nivel, parece que actuaría de la misma forma que los otros diafragmas, es decir, provocando un aplastamiento del cráneo que aumentaría el diámetro lateral y haría disminuir el diámetro anteroposterior. ¿Existe realmente este aplastamiento? No lo sabemos. Lo único que es seguro es que no se ve, no es evidente, pero para comprobarlo realmente harían falta experimentos con equipos de medición adecuados. En todo caso, una evidencia anatómica de que existen movimientos a este nivel, es que el cráneo está formado por uniones, que, si bien se consideran soldaduras óseas, no dejan de ser uniones. Si estas uniones no tuvieran algún tipo de movilidad, aunque pequeña, habrían desaparecido para dejar paso a la existencia de una sola pieza ósea.

Como se ve, en la base de cada cesta pélvica existe un diafragma, cuya función es evitar que la presión del contenido del tronco, a nivel de esa cesta, descienda con la inspiración. Así, en el caso del diafragma, por ejemplo, la contracción de éste más allá de la simple función inspiratoria, es la base de la acción inspiratoria del tronco, que, a su vez, es la base del ascenso de la presión interna, lo que permite que la postura sea equilibrada.

¿Qué ocurre si un individuo está... digamos en posición fetal?¿No ocurrirán estos procesos? Sí. Ocurrirán. Si promovemos estas contracciones, ocurrirán, y esoto no querrá decir que la postura en posición fetal se pierda. ¿Por qué? Porque al mismo tiempo que estas contracciones del tronco ocurren, ocuurirán otras que mantendrán los miembros y la columan en la posción que elijamos, en este caso en la posición fetal. Lo que hay que entender es que en una posición cualquiera existen una variedad increible de variantes que se consiguen a través de las contracciones del tronco, y que sólo una combinación de estas posibilidades de ocntracciones del tronco permite que el contenido del tronco ejerza la presión inherente a su condición de contenido en un sentido ascendente, desde el ano hacia el cénit del cráneo. Esta única combinación de contracciones es la que permitiría a un individuo mantener una postura erguida, al no promover fugas de la presión interna ni hacia delante o adetrás ni hacia los lados, lo cual pervertiría el equilibrio, y obligaría a los músculos a trabajar sosteniendo las estructuras óseas en contra de la gravedad. En lugar de esto, la musculatura ha de trabajar de forma que las contracciones ocurran a favor de la gravedad, y no al revés. De esta forma, el gasto energético es mínimo, y mantener la postura no debería costar esfuerzo. ¿que por qué cuesta, sin embargo, tanto esfuerzo? Porque para que el sistema trabaje de forma óptima hay que vencer la resistencia de las propias fascias, las cuales han adquirido un acortamiento en las primeras edades de la vida. ¿Que por qué en las primeras edades de la vida las fascias se previerten de esta forma? Esto se discutirá en otro momento.